Hitler y los banqueros judíos
-Karl Santhrese
-Aportación: DonaldRumsfeld
Lionel Nathan Rothschild el gran banquero internacional, era judío, esto lo puede verificar cualquiera (cito tan solo una fuente: la Enciclopedia Encarta 2006), otro hecho que ya es conocido es que Karl Marx se llamaba en realidad Kissel Mordekay también era judío y esto no es ningún secreto. Lo que suele esconderse o acallarse es un hecho notable: el gran cabecilla e ideólogo de los “revolucionarios” Kar Marx fue financiado por un poderoso banquero internacional, es decir Marx fue financiado por el banquero de la misma tribu.
Esto lo admite el judío Paul Koch cuando dice “El dato que no suelen recoger las enciclopedias, aunque los originales se guarden en las colecciones de documentos del British Museum, es que fue Nathan Rothschild quien firmó los cheques de la llamada Liga de los Hombres Justos, con los que Marx fue gratificado por la elaboración de sus famosas obras” ([1]). Pero como no es prudente basarnos solo en lo que dice un hebreo -incluso cuando parece decir la verdad- veamos otras fuentes y datos de la realidad.
Mikhail Bakunin era un socialista imbuido en el anarquismo teórico, se unió en 1842 en París al grupo de Karl Marx y Pierre-Joseph Proudhon, siendo cofundador de la Primera Internacional. El gran hecho es que rompe su relación con Marx al descubrir la trama oculta y la finalidad oscura y soterrada del socialismo marxista, abría así no solo una disputa política sino una enemistad manifiesta. Su revelación fue hecha pública en su “Carta a los internacionales de Bolonia” de diciembre de 1871 (Instituto Internacional de Historia Social de Ámsterdam) exponiendo a Marx como lo que realmente era, un representante oculto de los intereses judeo-mesiánico-racistas. Bakunin señala entre otras cosas la relación entre éste con los Rothschild y los judíos en general, “…Como son los judíos en todos los lugares, agentes de comercio, académicos, políticos, periodistas, en una palabra correctores de literatura, a la vez que intermediario de las finanzas, ellos se apoderan de toda la prensa de Alemania comenzando por los periódicos de los monárquicos mas absolutistas hasta de los periódicos absolutistas radicales y los socialistas, y desde hace mucho tiempo reinan en el mundo del dinero y de las grandes especulaciones financieras y comerciales: de esa forma, teniendo un pie en el banco, acaban de colocar en estos últimos años el otro pie en el socialismo, así apoyando su posterior en la literatura cotidiana de Alemania… Usted puede imaginarse que literatura nauseabunda debe salir de esto”.
“Bien, todo este mundo judío que forma una única secta explotadora, una especie de sanguijuela de la gente, un parásito colectivo devorador y organizado, no solo a través de las fronteras de los estados, sino a través mismo de todas las diferencias de opiniones políticas, este mundo esta actualmente, en gran parte por lo menos, a disposición de Marx por un lado y de los Rothschild por el otro. Yo sé que los Rothschild, como reaccionarios que son y que deben ser, aprecian mucho los méritos del comunista Marx y, a su vez, el comunista Marx se siente inevitablemente arrastrado, por una atracción instintiva y una admiración respetuosa, en la dirección del genio financiero de los Rothschild. La solidaridad judía, esta solidaridad tan fuerte que se mantuvo a lo largo de toda la historia, los une”.
“Esto debe parecerse extraño. ¿qué pueden tener en común el socialismo y el gran banco? Es que el socialismo autoritario o comunismo de Marx busca una fuerte centralización del Estado, y allí, donde exista la centralización del Estado, debe haber necesariamente un Banco Central del Estado, y allí, donde existe tal Banco, los judíos siempre estarán seguros de no morir de frío o de hambre” ([2]). Esto no lo dice un nazi, ya que ni siquiera existía el nazismo, lo dice nada menos que un anarquista teórico afín a ideas del socialismo histórico.
Así Bakunin, que fue cofundador de la Primera Internacional, se manifestó y puso en relieve la actitud conspirativa, despótica, autoritaria y pro-judaica de Marx que en la Primera Internacional socialista (1864) se convertía en el encargado de exponer y redactar los estatutos y objetivos de la futura lucha comunista, los proletarios también significaban una fuerza de choque que demostró ser entre otras cosas fácilmente manipulable.
Exponer la realidad a la luz de todos le costó caro, fue expulsado de la Primera Internacional, pero dejó su legado de verdad. Fíjense que ni siquiera estoy citando fuentes nazis, donde tal cuestión alcanzó niveles de análisis refinados de carácter científico, abarcando múltiples planos, antropológicos, sociológicos, socio-biológicos, culturales, religiosos, psicológicos, económicos etc. No obstante, esta trama silenciada de la historia toma relieve público universal a partir de la irrupción nacionalsocialista en la historia alemana y mundial y es vuelta a silenciarse, censurarse y hasta distorsionarse luego de finalizada la Segunda Guerra Mundial en 1945 hasta nuestros días, donde el tema no puede tocarse ni tratarse aun objetivamente, sin que un ejército de periodistas de la tribu y sus seguidores alienados saquen a relucir la bandera y la chicana moral de los 6 millones de gaseados, anulando así toda opinión libre objetiva e imparcial. Pero la verdad siempre termina saliendo a luz revelándose contra los amos del engaño y la oscuridad.
No era un delirio ni una difamación de los nazis cuando acusaban a los judíos de tramar una conspiración mundial para el dominio imperial del mundo. La idea de conquistar el mundo por medio del comunismo marxista aparece con toda diafanidad en muchos famosos escritores judíos como Edmond Fleg, Barbusse, André Spire, y otros, pero principalmente en la conocida carta enviada por el celebre judío neomesianista Baruch Levy a Karl Marx descubierta en 1888 y publicada por primera vez en ese mismo año. Su texto es el siguiente:
“El pueblo judío tomado colectivamente será él mismo su Mesías. Su reino sobre el Universo se obtendrá por la fusión de las otras razas humanas, la supresión de las fronteras y de las monarquías que son los baluartes del particularismo, y el establecimiento de una República Universal que reconocerá por doquier los derechos de la ciudadanía a los judíos. En esta nueva organización de la humanidad, los hijos de Israel diseminados actualmente sobre toda la superficie del globo, todos de la misma raza y de igual formación tradicional, llegarán a ser sin oposición el elemento dirigente en todas partes, sobre todo si llegan imponer a las masas obreras la dirección estable de algunos de entre ellos. Los gobiernos de las naciones al formar la Republica Universal pasaran todos sin esfuerzos a manos de los israelitas. La propiedad individual podrá entonces ser suprimida por los gobiernos de raza judía que administrarán en todas partes la fortuna pública. Así se realizará la promesa del Talmud que cuando los tiempos del Mesías hayan llegado los judíos tendrán bajo sus llaves los bienes de todos los pueblos del mundo” ([3]).
En ningún lado esta escrito que esta idea haya sido descartada aún en nuestros días de globalinvasión.
Sea apostando al capitalismo liberalista o al comunismo marxista, existe un solo ganador: el judío internacional. Por ello el tan detestado Hitler posee una pésima imagen, pues él fue el creador de una verdadera y genuina oposición al Sistema para salir de esta trampa bipolar caza ignorantes. Hitler propuso un socialismo que en oposición del internacionalista-judío de Marx bregaba por la nación, un socialismo nacionalista, por ello llamó a su partido político nacionalsocialismo. Él pensaba que si el bien común era realmente promovido desde el Estado dentro del marco de la nación y la raza, la lucha clasista-maniquea entre opresores-oprimidos debería desaparecer debido a que la supervivencia racial de toda la nación era más importante que cualquiera de sus partes. El nacionalsocialismo bregaba por un Estado Poderoso, pero hizo la salvedad de que el mismo solo era un medio para un fin, este fin era la conservación eugenésica de la raza blanca. En el plano económico se rompía con el Sistema dual que protegía a las finanzas internacionales y la “secta explotadora”, atacando doctrinalmente desde el principio el concepto explotador del interés del dinero, y todo tipo de actividad especulativa beneficiando por otro lado solo la economía productiva o real. A los especuladores que creaban hiperinflaciones y se enriquecían a costa de la pobreza del pueblo, se los mandaba a trabajar a los campos de concentración.Mientras el capitalismo liberalista debilitaba el Estado quedando subyugado éste a los bancos judíos y a intereses de las grandes corporaciones, es decir los grandes Trust internacionales judíos (las conocidas multinacionales), llevaba incorporado en el plano ideológico el individualismo que destruye centrífugamente una sociedad; por otro lado el marxismo judaico utilizaba la “resistencia” ignorante y oprimida, para luego alejarla de la nación y la raza al abrazar por sobre ésta la clase social, con ello se acentuaba la destrucción de los Estados, las fronteras, las naciones, y se preparaba el terreno mental proclive a la mezcla de las razas (objetivo judío). Con estas estratagemas de manipulación se lograba chicanear al mismo tiempo la industria nacional, de modo de condicionar su existencia (por arriba los bancos, por debajo el proletario) y con el tiempo internacionalizar esa industria que poco a poco caía en manos judías.
Tanto el individualismo capitalista-liberalista como el colectivismo marxista-clasista no conocen ni naciones, ni fronteras, ni razas, siendo por ello el caldo de cultivo para la destrucción de las mismas. Con esa destrucción de las razas, el judaísmo internacional organizado y dirigido por racistas (obviamente también judíos), pretende lograr imponerse ante todos como el único particularismo dotado de origen, historia común, tradición, unión nacional-racial-religiosa, así los demás pueblos serían débiles y fácilmente doblegables frente a esta unidad poderosa. El fomento judío de la inmigración de razas de color a Europa y EEUU permite acentuar el proceso de exterminio a la Raza blanca, permitiendo obtener a las multinacionales, abundante mano de obra barata al tiempo que se crea una competencia desleal contra los nativos blancos, también oprimidos y expoliados por la baja general de salarios.
La creación y el fomento del Estado-multinacional o multirracial o como eufemísticamente lo llaman “Estado-multicultural” no es otra cosa que la preparación de la disolución y el exterminio de la raza blanca indoeuropea mediante el mestizaje, el objetivo sería alcanzar el “Estado-Híbrido” al estilo de la India actual, donde habitan millones de esclavos hambrientos y mestizos (ni negros ni blancos) sin origen, sin destino, carentes de toda creatividad y futuro propio… quedando a merced de la Raza explotadora. Recién estamos en la etapa de la creación de los “Estados multirraciales” y si esto no cambia, las razas se terminarán fusionando, es decir serán exterminadas (exterminio silencioso), así se comprende porque en la mayoría de las películas de Hollywood (en manos judías) se hace constantemente apología a las parejas mixtas y se promueven “bellezas” exóticas, se venden estas uniones interraciales con las mismas técnicas publicitarias usadas para vender los productos comunes, “satisfacción garantizada”, “mucho placer”, “bellas curvas”, “miembros exuberantes”, muchos hombres y mujeres de raza blanca europea corren alienados en busca de su doncella exótica o su macho “superdotado” sin percibir que han sido brutal y criminalmente manipulados psicológicamente mediante mitos, engaños y sofismas. Así se entiende la finalidad oculta de aquellas películas, programas y shows, mientras que aflora al mismo tiempo la hipocresía del llamado a la “tolerancia” y la continua lucha contra “la discriminación” y “el racismo”, las masas alienadas repiten como loros estas consignas emanadas desde la prensa (monopolios mediáticos a su vez controlados por banqueros judíos…). ([4).